Don Juan Tenorio



De José Zorrilla, adaptado por Juan Mayorga
Dirigido por Blanca Portillo
Intérpretes: José Luis García-Pérez, Miguel Hermoso Arnao, Juan Manuel Lara, Francisco Olmo, Marta Guerras, Luciano Federico, Alberto Jiménez, Daniel Martorell, Beatriz Argüello, Rosa Manteiga, Ariana Martínez, Eva Martín, Raquel Valera, Eduardo Velasco.
Teatro Pavón, Madrid

En un Don Juan que perpetró Albert Boadella el año pasado en los teatros del Canal, una directora intentaba deconstruir en clave feminista el mito de Don Juan y Arturo Fernández le paraba los pies (¿donde te piensas que vas, chatina?) y devolvía al burlador sevillano los patrios valores machistas y misóginos que eran en realidad los del propio Boadella.

En el Pavón, este año, por suerte, esta directora que se llama Blanca Portillo nos presenta su versión y lo hace con total libertad creativa y con un reparto más que notable. 

Una salvedad: nos dice Blanca Portillo en el programa de mano que quiere pintar a Don Juan como antihéroe o villano, y a nuestro juicio eso ya está en el texto de Zorrilla. Otra cosa es toda la mitología popular que se ha creado en torno a este personaje, que es quizá con Don Quijote uno de los más universales de la literatura española. Don Juan es antipático, da miedo, pero no exactamente por mujeriego como quiere darnos a entender Blanca Portillo, sino porque su falta de respeto por todo, incluso por la religión en una época en que aún no habíamos matado a Dios culturalmente, hacía de este personaje un auténtico blasfemo. De ahí que se representara en nuestra noche de Halloween, en todos los santos, porque es lo más parecido a un personaje de novela de terror para la época que fue escrito.


Hay subrayados de dirección, para recordarnos que Don Juan es misógino y maltratador que no me acabaron de convencer, porque ya lo sabíamos y porque puede parecer que nos lo quieren explicar más que contar (el gesto de desprecio final de Doña Inés). Pero es un riesgo que la directora asume y explica, y se ve compensado sobradísimamente con otras apuestas, otros juegos en los que sale victoriosa. Un ejemplo brillante de lo que estoy diciendo es la escena del sofá sin sofá, en que Don Juan lanza su soliloquio a Doña Inés lavando su cuerpo del olor a sexo de su anterior conquista, Doña Ana de Pantoja, encontrando un recuerdo en sus genitales.

También está muy bien resuelta la aparición espectral, que no son estatuas que cobran vida y se parece bastante al banquete de Banquo Macbethiano.


Hay músicas añadidas, de la mano de Eva Salinas y del cantante de rap Daniel Martorell, aquí metido también a actor secundario pero casi omnipresente, así como coreografía compuesta para la ocasión y una escenografía moderadamente espectacular, no exagerada ni dramática. Todo ello al servicio de la obra y sin chirriar en ningún momento (sólo soprendiendo).


Los actores, especialmente el protagonista José Luis García-Pérez, (¿qué tendrá este hombre que sin cambiar de físico, siempre con el mismo aspecto de tipo normal puede interpretar papeles tan diferentes y hacerlos siempre tan bien?) están soberbios sin excepción y nos gustó mucho también Beatriz Argüello como Brígida, la indispensable Celestina con un saber hacer que convence desde el primer momento.


En resumen, estamos ante un montaje de un clásico que será un clásico en sí mismo y que no conviene perderse.

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