Hamlet


De William Shakespeare. 
Versión y dirección: Miguel del Arco. 
Con Israel Elejalde, Ángela Cremonte, Cristóbal Suárez, Ana Wagener, José Luis Martínez, Daniel Freire y Jorge Kent.

Para hacer de nuevo una obra tantas y tantas veces representada no es que haya que justificarse, pero sí que hay que ofrecer algo nuevo, aunque no sea rompedor, al público, para que no se canse. Hemos visto ya mucho Hamlets y no veníamos a verlo con muchas ganas. Sin embargo, esta versión convence y gusta.

El planteamiento es sencillo pero eficaz: lo que vamos a ver es todo un flashback del Hamlet del acto V, el que está a punto de morir. Ello ofrece una perspectiva diferente: por un lado este príncipe de Dinamarca con cara de Israel Elejalde sabe todo lo que va a pasar desde el principio, por otro nos resalta o suprime las escenas que para él son más o menos importantes, y finalmente el tratamiento escenográfico es de sombras, como onírico, un recuerdo. Ello se traduce, por ejemplo en una Ofelia mucho más intensa y presente que de costumbre, o una escena de la calavera algo recortada. Porque ellos (la compañía Kamikaze) pueden. 


Con Israel Elejalde a la cabeza (se le compara con Hugh Laurie o con Benedict Cumberbatch: es sin duda el actor de moda, a nosotros nos gusta su estilo para nada afectado), un elenco estupendo, vigoroso. La escenografía de cortinas, gasas y una omnipresente cama contribuye a dar ese tono onírico que decíamos.

Hay más, mucho más, cada escena se resuelve de una manera dulce e ingeniosa que es a la vez familiar y nueva. No transgrede, no chirría, pero se nota que está reescrito, versionado. Hay incluso un intrahomenaje a las diferentes versiones que ha tenido este texto en español: se envía a Ofelia a "meterse a monja", a "un convento" y a "un burdel" (atrevimiento de Buero Vallejo) en la misma frase. 

Esta bien que gire por España, vale la pena sin duda.

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