Herederos del ocaso





Texto: Club Caníbal
Dirección y dramaturgia: Chiqui Carabante
Notables música y efectos sonoros en directo: Pablo Peña
Reparto: Font García, Vito Sanz, Juan Vinuesa

Teatro Galileo, Madrid

En este blog somos seguidores de esta compañía, y por fin hemos podido ver la segunda parte de su trilogía Crónicas Ibéricas. Basada en un vergonzoso hecho real, se nos narra la historia de un mediocre exjugador de tenis de mesa que acepta ser declarado deficiente psíquico para tener su momento de gloria en unos juegos paralímpicos. Detrás de él, toda la corrupción, picaresca y maneras de hacer tan conocidas (soy español, ¿a qué quieres que te gane?) del politiqueo en el deporte. 


Los fantásticos componentes de la compañía Club Caníbal siguen en su línea de un humor negro celtibérico que hunde sus raíces en su mejor tradición (Berlanga, Cuerda, Azcona). Juegan además con infinidad de recursos gestuales, escenográficos o visuales que hacen pasar un muy buen rato al público. En comparación con el anterior montaje , creo que van a más, con un estilo que además es muy auténtico y propio. La pedorreta y la palabra subnormal como insulto coexisten con una formulación muy concreta de flores de Bach o con varias denuncias de casos de corrupción perfectamente reconocibles sin que nada chirríe. Valga como ejemplo el personaje de Leandro de Borbón, número 46 en la sucesión a la corona y que alberga la secreta esperanza de llegar a ser rey para lo cual ensaya el discurso de su coronación, y que preside su propia fundación en beneficio de esas pobres criaturas. Los cambios de personaje, siempre a la vista, son entretenidos y divertidos. Cada uno de ellos hace una media de tres o cuatro y nos fascinan esos cambios tan mágicos que se consiguen aparentemente con sólo una pieza de atrezzo..

Esperando ya la todavía no estrenada Algún día todo esto será tuyo, la tercera obra de la trilogía.





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