Grinder, el musical




de Serena Altair y Davo Marín
Con: Óscar Domínguez, Alberto Espinosa, Irene Hernández, Àlex Marteen, David Teixidó, Joan Vall
Composición Musical: Àlex Marteen

Dirección: Davo Marín

Teatros Luchana, Madrid

Después de más de un año de éxitos en Barcelona, llega la compañía Retorcía a los teatros Luchana de Madrid. En principio por un mes pero esperamos que prorroguen. Tienen que prorrogar.

Primero de todo porque está muy bien escrita, compuesta, coreografiada e interpretada. Resulta bastante extraño en este país encontrar artistas tan completos y tan polivalentes. El que haya un equipazo detrás de coreógrafos, arreglistas, asistentes de voz... es necesario pero no suficiente: estamos ante unos autores y unos actores con gran futuro (lo del futuro lo decimos, sí, por lo jóvenes que son).



En segundo lugar, porque hace falta una escena claramente queer en una ciudad como Madrid y un país como España: líder en derechos para el colectivo gay. Esto significa llamar  las cosas por su nombre, en un musical sobre el sexo entre hombres en el siglo XXI y su app más significativa los personajes se llaman Empotrador, GymxGym, Busco Novio, Culotragón y Discreto. La gatita de Grinder, Miss Grinder, oficia de maestra de ceremonias. Estos nicks nos dan el tono del musical, con un contenido totalmente libre de prejuicios y que debería ver mucho más público que el colectivo LGTBI.

En tercer lugar, cumple las reglas, vamos a llamarles así, clásicas del musical: alternancia entre texto y canciones, la acción avanza con la música, hay una buena introducción y un final apoteósico, así como momentos cumbres o canciones que cada cual puede hacer propias o favoritas (véase, por ejemplo, Marica Mala, La lección de Miss Grinder, Tengo un presentimiento o Esta noche promete. Tampoco le falta ese punto absurdo, acelerado, en el que la comedia musical se ríe de sí misma. Realmente el tema tratado, las relaciones entre hombres en la época de las nuevas tecnologías, tiene ese punto de surrealismo y vértigo que captan estos chicos con una pericia brutal. Otra aspecto que han sabido cuidar muy bien, y no lo decimos como crítica sino como un síntoma más de su profesionalidad, es el marketing.


Se me ha olvidado decir que es divertidísima, hasta la carcajada y el alboroto del público. En fin, una obra que puede llegar a ser de culto si la dejan un poquito más de tiempo y no sólo en verano, a la sombra de un world pride.






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