Todo el tiempo del mundo



Escrita y dirigida por Pablo Messiez

Con Carlota Gaviño, Rebeca Hernando, Javier Lara, María Morales, José Juan Rodríguez, Íñigo Rodríguez Claro y Mikele Urroz

Teatro Pavón Kamikaze, Madrid

“Si el pasado está hecho de relatos y el futuro está hecho de deseos, ¿en qué lugar entre las palabras y las cosas se encuentra nuestro presente?”
Pablo Messiez, sobre Todo el tiempo del mundo.

Esta cita con la que inicio mi reseña ilustra muy bien el tono de la obra. Una función muy poética, muy espiritual y filosófica también, donde no faltan elementos de humor y autobiográficos (la historia está libremente inspirada en los abuelos del autor, que tenían una zapateria). Requiere la plena atención del público desde el prinicipio, condición indispensable para el disfrute pleno del espectáculo. Ay..., no fue ese nuestro caso.

El dueño de una zapatería, el señor Flores, empieza a tener apariciones nocturnas de personajes de lo más variopinto, cuando la tienda ya está cerrada y no hay testigos de tales visiones. Pronto descubriremos que estas visitas, entre surrealistas, oníricas y cómicas, tienen que ver con el pasado y el futuro del señor Flores. Pequeñas epifanías que no sabe si son reales o sueños, pero en las que va aprendiendo sobre su propio presente.

Gran trabajo y caracterización de los actores, y escenografía, realmente impactante por su realismo,  de una zapatería y unos personajes de los años 60. Pero ojo, como decíamos, hay que ir a verla con la cabeza descansada y sin haber tomado una comida copiosa antes.

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