Así que pasen cinco años


de Federico García Lorca
Cía Atalaya Teatro: Elena Amada Aliaga, Jerónimo Arenal, Manuel Asensio, Carmen Gallardo, Silvia Garzón, José Ángel Moreno, María Sanz, Raúl Sirio Iniesta, Raúl Vera
Notable Iluminación de Miguel Ángel Camacho
Dirección y escenografía de Ricardo Iniesta
Centro Dramático Nacional (Teatro Valle Inclán, Madrid)

La muerte precipitada de Lorca nos dejó, entre otras cosas, una serie de obras de teatro agrupadas bajo el título que los académicos han llamado "Teatro Imposible", que el propio Lorca creía que nunca se iban a representar: junto con la que vamos a comentar hoy, están la Comedia sin título y el Público. Sin embargo la profunda poesía y lirismo del verso, o de la prosa, que también es sublime, en el autor granadino, junto con las claras conexiones de estas obras con su poemario surrealista Poeta en Nueva York hace que directores, actores y gente de teatro en general vuelvan sobre estas obras, que quizá hubieran sido perfeccionadas o acabadas si el Poeta hubiera vivido más años.


Hay mucha sugerencia, mucha imaginación por potenciar en esta obra. A diferencia de los otros dos textos citados, hay un leve argumento, aunque pueda parecer absurdo e irrelevante frente a otras cosas que suceden en el escenario. Los personajes no tienen nombre y son objetos, animales o arquetipos de la Commedia dell'arte. Unos están muertos, como se dice repetidamente (el gato y el hijo de la portera), aunque jueguen y formen parte de la acción, otros parecen ser alucinaciones que sólo suceden en la mente del protagonista...

Por lo tanto lo interesante, además del texto, es la puesta en escena de Atalaya:cómo concretan todo esto. Se da la circunstancia de que es la tercera vez que este grupo se enfrenta al texto, y ello los convierte en conocedores avanzados de, sino expertos en, representarlo. Nos seducen pese a la dificultad. La escenografía onírica y surrealista ayuda mucho, así como la iluminación, y el estilo colectivo de trabajo de esta compañía se adapta muy bien a una obra que si algo exige es un cierto emborronamiento de los personajes, una difuminación de lo que sucede para recrear ese universo surrealista y misterioso que envuelve toda la representación.

Otro éxito de la compañía, que está a la altura de sus mejores logros (Madre Coraje,  Ricardo III) y que desde luego están entre los grandes de nuestro país.


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