La cocina




De Arnold Wesker
Versión y dirección de Sergio Peris-Menchetta

Con: Silvia Abascal, Roberto Álvarez, Fátima Baeza, Aitor Beltrán, Almudena Cid, Víctor Duplá, Patxi Freytez, Javivi Gil Valle, José Emilio Gimeno, Ricardo Gómez, Pepe Lorente, Óscar Martínez, Natalia Mateo, Xabier Murua, Diana Palazón, Paloma Porcel, Ignacio Rengel Lucena, Xenia Reguant, Nacho Rubio, Alejo Sauras, Marta Solaz, Romans Suárez-Pazos, Mario Tardón, Javier Tolosa, Carmen del Valle, Luis Zahera
Teatro Valle-Inclán, Madrid


Cabe distinguir dos aspectos, para mí claramente diferenciados, en esta supermegaproducción del Centro Dramático Nacional.


La primera es la parte técnica, la parte de superproducción: no es fácil, ni para director ni para actores, trabajar al mismo tiempo 26 personas en escena, con sus entradas y salidas, sus mil cosas sucediendo a la vez en una cocina que sirve a 1500 comensales al día. Hay además un espacio fuera de escenario, el comedor, y una "calle", donde también transcurren pequeñas tramas de la acción. En este aspecto, llamémosle artesanal, hay que descubrirse el sombrero y aplaudir a rabiar el gran trabajo que hacen todos. Una escenografía muy especial y realista ayuda más si cabe a acercarnos a ese gran trabajo.

Sin embargo, en cuanto a la(s) historia(s) que se nos cuentan, se dispersan en los ventiséis intérpretes, y mucho de los temas que se insinúan no se acaban de concretar ni profundizar en nada: podemos pensar en ideas que se nos presentan: un Londres multicultural después de la guerra, que parece que se viene abajo en la actualidad, la diferencia entre la fantasía de cocinar un domingo para la familia y el tener que hacerlo cada día porque es un trabajo, la oportunidad de conocer las vidas de esos seres que están detrás de la puerta aventanada y nos hacen la comida o la cena... todas esas sugerencias se quedan en poco o nada, y acabamos mirando el reloj, una vez superado el derroche de sentidos inicial (que incluye olores) cuando nos damos cuenta de que ese drama coral no va a concretarse. Algo falla, y no sabemos si es el texto o su adaptación.

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