Sueños y visiones de Rodrigo Rato



de Roberto Martín Maiztegui y Pablo Remón
Con Juan Ceacero y Javier Lara
Dirigido por Raquel Alarcón

Teatro Pavón Kamikaze, Madrid 

Para ver esta maravilla sólo quedan en el momento que escribo nueve entradas para el último día. Y es que el buen trabajo y el boca a boca han conseguido que esta pieza sea la que ha arrancado mejor la temporada en los circuitos teatrales de Madrid.

Podría ser teatro documento, al estilo Ruz-Barcenas, pero está muy mejorado con aspectos creativos o de fantasía, los sueños y visiones del título. Aspectos que nadie puede saber con total certeza por no haber testigos, como la conversación entre Aznar y Rato en un telesilla de Baqueira Beret ("la fantasía puede desvelar verdades muy profundas", afirma Pablo Remón). Para contarlo se usa la técnica de la analepsis (flashback) de un modo fragmentario y se cambia de primera pesona a tercera, para describir situaciones y tiempos (que además proporciona mucho ahorro en escenografía). También, sobretodo al principio, se hacen alusiones directas al público y a la misma obra, algo que sienta el tono de la misma y sirve, quizás, para distanciar a los espectadores en el buen sentido de hacerles pensar y no solo reirse o emocionarse, a la manera del teatro épico de Brecht.

Javier Lara hace de Rodrigo Rato y Juan Ceacero va cambiando de papel: los antepasados de Rato, criaturas del Partido Popular... y una sorpresa que cierra todo, al final, y que representa el auge y caída de Rodrigo Rato y de toda una época. Ambos son inconmensurables y creo que este trabajo les consagra como grandes de los escenarios.


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