Farm Fatale

Creación y dirección: Philippe Quesne

Dramaturgia: Camille Louis y Martin Valdés-Stauber

Con: Léo Gobin, Sébastien Jacobs (parte creada por Stefan Merki), Nuno Lucas (parte creada por Damian Rebgetz), Anne Steffens (parte creada por Julia Riedler) Gaëtan Vourc’h

Teatro Valle Inclán, Madrid

Un grupo de personajes con máscaras (pronto describiremos que son espantapájaros que se han quedado en paro al extinguirse la especie humana) tienen una emisora de radio desde la que cantan, crean eslóganes  advirtiendo del cambio climático e intentan ponerse en contacto con lo que queda de vida en el planeta.

Distopía simpática, por contradictorio que parezca y con un tono muy clown y hasta infantil con el que me costó mucho de sintonizar, hay que reconocer la estupenda construcción de personajes, el valor plástico del toda la escenografía y atrezo y la crudeza de la historia pese a la aparente ingenuidad e inocuidad del conjunto.

No siendo mi estilo favorito de teatro, reconozco una originalidad más allá de lo que esperaba, una manera muy especial de trabajar que hace a Philippe Quesne un creador único. Mucho aprendí de algo que no es my cup of tea, y eso es buena señal.