Guerrilla



El Conde de Torrefiel
Escrita por Pablo Gispert, en colaboración con performers locales
Interpretado por performers locales
Dirigida por Tanya Beyeler y Pablo Gisbert

Teatros del Canal, Madrid 

Desconcertante performance alargada innecesariamente en por lo menos 30', se nos proponen reflexiones (en un texto proyectado en el escenario, no oímos a nadie interpretarlo) acerca de las relaciones entre el arte y la guerra, la falta de claridad actual entre las fonteras entre ésta y la paz,  nuestra necesidad constante de estímulos, o la situación política actual, que se va reescribiendo según el lugar que se representa.



Tres cuadros bellos estéticamente pero alargados hasta la extenuación: una conferencia de arte, una clase de tai-chi, y el especialmente insufrible último de la fiesta rave, que obliga a proporcionar tapones para los oídos al público y a avisar del uso de luces estroboscópicas (normativa de salud pública obliga). Lo consideré una agresión totalmente sobrante. Mira que el público de la sala de Chamberí ha visto y oído singularidades y excentricidades de todo tipo, pero un castigo para la vista y el oído tan grande yo no lo recuerdo en todos mis años de espectador.



Ya sé que no estamos ante un texto teatral al uso, pero en muchas ocasiones no se percibe la relación entre lo que estamos viendo y lo que estamos leyendo, y la conclusión, el cierre de la performance, es totalmente azaroso y podía haber sido cualquiera. Ni siquiera podemos decir que esta compañía tenga un estilo propio y personal que los haga dignos de tener en cuenta: hemos visto esto antes en salas más pequeñas y realmente alternativas.

Huyan, no hagan como nosotros que cuando nos ibamos a levantar del sillón se acabó.

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