En lo alto para siempre



de Juan Navarro y Gonzalo Cunill, a partir de textos de David Foster Wallace
con Rodolfo Castagnolo, Gonzalo Cunill y Gemma Polo
Dirigido por Juan Navarro

Teatre Lliure, Barcelona 

Tras un par de años de éxito en Argentina, el Lliure nos trae su propia versión de este texto, con ecos sobretodo de las Entrevistas breves con hombres repulsivos. El universo atormentado y sin embargo con mucho sentido del humor de Davis, que formó parte de la llamada cofradía de los escritores suicidas se nos presenta aquí en tres actos: el primero, nos da cuenta del caracter ingenioso de su estilo. El segundo es una aproximación al sufrimiento que padece una persona con depresión y su lucha con la voz interior de esta enfermedad. Y finalmente el tercero, para mí el mejor, es una escenificación de su narrativa, el que da título al conjunto de la obra, sobre la relatividad del tiempo cuando uno está pasandolo mal frente a cuando se disfruta. Es en cierta manera precursor del triste final del autor.

La función no acaba de pasar bien, es incómoda en muchas ocasiones y seguramente de eso se trata. La música en directo, una curiosa mezcla de electrónica y música de cámara, ayuda a crear un ambiente perturbador al conjunto. Es de ese tipo de espectáculos que mejor sabor de boca te deja cuando los piensas a posteriori que mientras los ves, que no entiendes mucho o nada y te deja perplejo. Se confirma la grandeza de Gonzalo Cunill, que está en un momento dulce de su carrera y relata el tercer acto, prácticamente un monólogo de media hora, con gran persuasión y seguridad.


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