Un hombre de paso

De Felipe Vega.  

Con Antonio de la Torre, María Morales y Juan Carlos Villanueva. 

Director: Manuel Martín Cuenca.

Matadero, Madrid

A veces los teatros públicos programan trabajos más difíciles o de autores (incluyo aquí al director) poco conocidos. Lo que no se entiende es los precios nada populares (que incluyen gastos de emisión cuando el espectador hace todo el trabajo de emisión por internet) y la incoherencia de las propuestas. El Teatro Español es uno de los mejores ejemplos de esto último, donde lo mismo se puede ver una maravilla que un auténtico despropósito.

El texto (pocas veces digo esto) me parece innecesario. Está basado en un documental de Claude Lanzmann y no creo que aporte nada nuevo. Aunque no he visto el documental, me atrevería a decir que esto es peor, porque el teatro requiere acciones, conflictos que aquí no hay. Lo único que hacen los personajes es fumar, y el único conflicto que aparece, el interior que a lo mejor tiene el personaje de Antonio Molero, desaparece de escena. Esto sí que es un mutis por el foro.

Por otra parte, tenemos un trabajo impresionante sobre el tema del engaño de los nazis a la Cruz Roja, Himmelweg de Juan Mayorga. Otro aspecto es la decepción que nos causa Antonio De la Torre (creo que mal dirigido), con tantos buenos papeles en el cine y que aquí está soso de tan contenido (¿por qué contenido?). El personaje de Levi Strauss, aportación de este escritor, parece metido con calzador, tanto que se va a media función y vuelve para lanzarnos una perorata que, creo, ya sabemos.

Para colmo, el teatro puso unas gradas laterales en forma de fila de sillas metálicas de chiringuito, que nunca están, no sabemos si para hacer caja o porque se agotaron las entradas con el gancho de Antonio de la Torre. Los espectadores de esas localidades (que pagaban el mismo precio) no veían bien el escenario por una escenografía excesivamente cargada y por que en ciertos momentos quedaban deslumbrados por las luces laterales.

Muy cerca del delito.