Assassins

 

De Stephen Sondheim

Creación colectiva de The Pacart Ensemble (Los Ángeles, California)

The Space at Niddry Street, Edimburgo 

Estos jovencísimos actores pertenecen a una escuela de teatro de California y tienen como principio representar en sus bolos textos con un mensaje pacifista. Se ajusta muy bien a esto esta rareza (por poco representada) de Sondheim, que comparte las características habituales. Canciones pegadizas sin ser facilonas, en melodía y letra, sentimientos complejos y contradictorios y (aquí más que en otras obras), una cierta denuncia. ¿Cómo puede ser que el sueño americano sea un lugar común en un país donde hay tanta desigualdad y cualquiera puede comprar un arma? En última instancia, ¿no será que el verdadero sueño americano es la libertad de matar?

La obra trancurre por caminos sinuosos (parece que va a ser narrada cronológicamente pero no, sirve igual lo sucedido hace 100 años que lo de hace 20) con la historia de nueve personas que (con o sin éxito) intentaron matar al presidente de Estados Unidos. Empieza con una feria de fiesta mayor donde el clásico

juego de puntería para conseguir un osito de peluche es en realidad un tenderete para matar al presidente.

Los intépretes (recordemos, cantantes y actores), están fantásticos pero con altibajos. Dos chicos (qué pena que firmen colectivamente) tienen sendos solos fantásticos pero cuando cantan todos a la vez pues ya si eso y tal. El peligro es que con el casiotone como único instrumento y la extrema juventud del reparto, pueda parecer una función de colegio. Creo, que, el 95% del tiempo, ese mal se conjura, gracias a la profesionalidad del conjunto y a la elección del texto y las canciones del musical (recordemos que por organización, las representaciones del Fringe duran alrededor de 60 minutos).

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