El mar. Visión de unos niños que no lo han visto nunca.


Foto: ©David Ruano

Escrita y dirigida por Xavier Bobés y Alberto Conejero

Con Xavier Bobés y Sergi Torrecilla
 
Notable trabajo audiovisual de Albert Comas

Corral de Comedias, Alcalá de Henares.


Historia real dramatizada con objetos auténticos y con un audiovisual lleno de belleza, narra la historia de un maestro de Montroig, Tarragona, llamado Antoni Benaiges, que prometió llevar a sus alumnos de Bañuelos de Bureba, Burgos, a conocer el mar. Eso fue en enero de 1936, y la promesa no se pudo cumplir porque al maestro lo fusilaron al inicio de la guerra civil.

La primera parte de este monólogo ilustrado y documentado nos habla de la importancia de ser maestro, una de esas profesiones que no se trabajan, se son. El entusiasmo del joven Benaiges por su profesión, muchas veces ninguneada, mal pagada y maltratada. Reto conseguido, nos identificamos con ese personaje.

Su decisión de trabajar en una aldea remota, de una España atrasada, representa una voluntad transformadora y valiente de modernizar y hacer llegar la palabra a todo el mundo. Demasiado innovador, seguramente, para quienes le asesinaron. Aprendemos (y disfrutamos con él) de los progresos de sus pequeños alumnos gracias a un gramófono y una imprenta pagada de su bolsillo. 

Todo esto está ilustrado con una filmación en directo de pequeños objetos que evocan toda una vida y un pasado que prometía mucho no sólo para la escuela sino para la enseñanza libre y el progreso en general. El audiovisual en directo se complementa, en una coreografía mágica y que destila poesía con dibujos de los niños que cobran vida y se mezclan con los objetos: la revista trimestral, los tipos de la imprenta, etc.

Hay también grabaciones orales que recuerdan al maestro, amén de sus escritos incompletos. Y es que su cuerpo aún no se encontró.

El propio Xavier Bobés y Sergi Torrecilla (Benaiges) se mueven en el escenario de manera delicada y milimétrica para que este conjunto de memorabilia se conjugue a la perfección y lleve nuestra emoción al límite. Un personaje ausente, la madre de Benaiges que le interpela de vez en cuando, será a quien éste  se dirija en sus últimas palabras.



Foto: ©David Ruano

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